Galliano resurge de sus cenizas tras languidecer como el más desgraciado de los diseñadores de su época, y lo hace en Londres, alejado de los fastos y el espectáculo de París, y con una convocatoria de perfil bajo, a la que asistirán apenas un centenar de invitados y a la hora del té, según ha señalado un portavoz de la compañía al diario WWD.
De la propuesta que presentará poco se sabe, solo se ha desvelado un vestido, el que prestó a su amiga Anna Wintour en la gala de los premios de la moda británica el pasado diciembre, en un acto que supuso su primera aparición pública tras meses de ostracismo.
Pisando los talones a este mediático fichaje, se encuentra el creador Peter Copping, que abandonó Nina Ricci para hacerse cargo de la firma Oscar de la Renta apenas una semana antes de que falleciera el diseñador dominicano.
Su primera colección verá la luz en la Semana de la Moda de Nueva York en febrero y, muy probablemente, será una continuidad del legado de De la Renta, marcado por la elegancia clásica, y con quien comparte un estilo afín pese a la diferencia generacional, además de "una profunda curiosidad sobre el mundo".
"Nuestra industria no siempre ha hecho el mejor trabajo cuando se trata de cambios en el liderazgo del diseño", señaló De la Renta antes de fallecer en referencia al fichaje de Copping, y razón no le falta, los cambios y sucesiones del sector de la moda suelen estar, en ocasiones, aderezadas con una alta dosis de dramatismo y de temporalidad.
El fichaje de Copping desencadenó el habitual intercambio de cromos del sector: su puesto como director creativo de Nina Ricci fue ocupado por Guillaume Henry, el diseñador de Carven, que cuenta con una pequeña pero exitosa trayectoria, tras insuflar aire fresco y un nuevo público a una casa de modas histórica, pero relegada al olvido.
Ralph Toledano, presidente de la división de moda de Puig (propietaria de la firma), definió al francés como un dechado de "visión artística, intuición, inteligencia, carisma y curiosidad", un floreado ramo de adjetivos, que sintetizan las esperanzas puestas en él y que se confirmarán, o no, en febrero con su primera colección.
La sustitución de Copping por Henry se saldó en apenas una semana, todo un récord en comparación con los 18 meses que ha tardado Mulberry en encontrar sustituto a Emma Hill, que finalmente decidió apostar por el diseñador de origen español Johnny Coca, para sustituir a una diseñadora que llevaba trabajando en la casa inglesa desde 2007.
El creador, con experiencia en Celine y Louis Vuitton, es uno de esos extraños movimientos de la industria, consistente en dar un voto de confianza a un desconocido diseñador al frente de una gran firma, que previsiblemente llegará con menos ínfulas, y dispuesto a empaparse del "adn" de su nueva casa.
Aunque estos son los nuevos fichajes del sector, aún queda alguna vacante, la más importante, la dirección creativa de Gucci, cuya diseñadora Frida Giannini, anunció su marcha a finales del año pasado. Para sustituirla suenan nombres tan potentes como Joseph Altuzarra o Riccardo Tisci, y otros menos rimbombantes como Christophe Lemaire, exdiseñador de Hermes.
Por ahora, la diseñadora italiana se ha comprometido a presentar su última colección para Gucci este febrero en la pasarela de Milán, momento en el que dejará oficialmente la puerta abierta a conjeturas y especulaciones, uno de los más enraizados y apasionados pasatiempos de los "corrillos" de la moda.
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