El siglo XXI esta siendo un periodo de auténtica revolución en el mundo de la comunicación dentro de los negocios.
Las grandes marcas, las marcas que extienden sus redes a lo largo y ancho del mundo moviendo masas ya no sólo venden productos. Esas grandes marcas ahora tambien cuentan historias.
En el siglo XX las buenas historias estaban relegadas al ámbito del entretenimiento. Las ideas, la imaginación, la inspiración, el encanto, la excitación eran términos totalmente ajenos al mundo de los negocios que se encontraba mucho más centrado en el frio y objetivo mundo de la gestión y el control. Pero las cosas están cambiando, los grandes hombres de negocios se han dado cuenta del gran potencial que tienen las buenas historias para conectar con los consumidores y hacerlos fieles devotos de una marca.
Las marcas ya no son sólo el resultado de un dinámico y creativo proceso de naming, las marcas encierran en lo más profundo de su esencia una gran historia que contar. Las marcas tienen personalidad, transmiten sensaciones, crean estados de ánimo y, ahora más que nunca lo que venden y comunican son estilos de vida.
En la era que nos ha tocado vivir, donde cada vez los productos son mas homogéneos entre si una buena historia que contar marca la diferencia. El caracter diferenciador de los productos y servicios ya no reside en especificaciones técnicas y complicadas cualificaciones y estándares de calidad, todas las marcas cumplen los mismos.
Ahora más que nunca los intangibles asociados a cada producto juegan un papel fundamental a la hora de conectar con la audiencia y conseguir abrir las puertas de las casas de los consumidores.
La era digital en la que nos encontramos sumidos ha propiciado la perdida de valor de la información. Ahora cualquiera con un ordenador y una conexión a internet puede navegar entre información de un tema determinado que se le antoje interesante. Cualquiera puede saber cuantas botellas de Cocacola se producen cada 24 horas, cualquiera puede saber el número de aviones que una determinada aerolinea posee en propiedad con unos cuantos clicks en los lugares indicados. Ya no es nada complicado saber quienes son los diez cantantes que mas venden a nivel internacional o qué equipo de la liga de fútbol española es que el ostenta más títulos de liga… Toda esa información, valiosísima, está al alcance de cualquiera con un mínimo de interés. Y esto las marcas lo saben. Las marcas saben perfectamente que sus clientes potenciales les conocen, conocen, en mayor o menos medida, su catálogo de productos y las diferencias esenciales con los de la competencia. Pero… ¿Tienes alguna historia interesante que contarme?
Pequeñas marcas emergentes se hacen con participaciones interesantes de mercado a través de la milenaria técnica de contar historias interesantes que hagan al consumidor sentirse identificado con tu causa, con tu misión, con tu visión, con tu espíritu, con el estilo de tu vida que tu marca plasma en la realidad a través de sus comunicaciones.
La información racional nos desborda, estamos sobrecargados de datos y más datos y son los pequeños detalles que crean grandes historias los que mejor conectan con el consumidor y lo fidelizan a niveles con los que jamás había soñado el marketing o la publicidad.
“Las personas mejor pagadas en la primera mitad del siglo XXI serán los narradores de historias. El valor de los productos dependerá de las historias que cuenten” Rolf Jensen “The Dream Society”
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